En esta época, donde los problemas de aprendizaje sobrevuelan cada aula, vamos a proponer otro punto de vista. Planteamos que los tres mejores aliados para evitarlos son la visión, la audición y el sistema motor.
Para ser justos, todos los sentidos nos enseñan valiosas lecciones a lo largo de la vida, pero si examinamos el modelo de educación a día de hoy la mayor parte de la información que reciben los niños llega a través de la visión y la audición.
Entonces… ¿donde está el sistema motor?
El correcto desarrollo del sistema motor es la base, son los cimientos que harán que se puedan adquirir correctamente las otras dos habilidades.
Vamos a ver el recorrido que hace el desarrollo del niño para adquirir correctamente estas habilidades y porque son tan importantes.
Cuando el niño nace todos sus sentidos están activos pero no plenamente desarrollados. El más desarrollado es el tacto (sobretodo la boca) y es muy importante que pueda explorar este sentido y que sienta que le tocan mucho. ¡Si nacemos con el tacto tan desarrollado por algo será!
En este momento el tacto tiene mucho peso respecto a los otros sentidos. Esto se invertirá con el tiempo siendo la visión y la audición los que más carga tengan.
El niño empieza a moverse, cada vez es más activo. Cada movimiento es un aprendizaje para este nuevo cerebro. Por ejemplo, estirar el brazo para alcanzar un objeto le está dando la información para aprender a hacer un cálculo de distancias. Si el niño no tiene estímulos alrededor no podrá desarrollar esta habilidad de forma correcta.
Con estos primeros movimientos se desarrolla la visión.
Pero, a su vez, también necesitamos que el sistema visual del niño esté bien para que el desarrollo motor siga su curso. Si el niño ve mal de cerca difícilmente hará una pinza con los dedos para coger un objeto pequeño.
Y de esta manera, visión y desarrollo motor se necesitan el uno al otro para ser plenamente funcionales.
Por otro lado el primer contacto con el lenguaje es auditivo. Aprendemos a hablar y luego lo traspasamos a la lectura.
Para una buena adquisición de la lectura necesitamos, entre otras cosas, una buena conexión visión-audición, crear una conexión correcta entre lo que ya conocemos (lenguaje oral) y los nuevos signos que se nos presentan (lenguaje escrito).
Por último, pasamos a la escritura.
En esta etapa vuelve a evidenciarse esta triada de aprendizaje.
A través de la audición pensamos lo que vamos a escribir, lo traspasamos a la visión, que tiene que ser capar de reconocer todos los símbolos y signos, y necesitamos que nuestro aparato motor nos permita hacer la pinza del bolígrafo.
La visión, la audición y el sistema motor tienen una implicación mucho mayor en el aprendizaje que los ejemplos que aquí pongo, pero creo que permiten entender su importancia.
Por ejemplo, la lateralidad se adquiere en el desarrollo motor, si esto no ha pasado el niño no sabe distinguir que hay una derecha y una izquierda, e igualmente no sabe distinguir una “d” de una “b”.
La optometría comportamental evalúa al niño como un todo, no solo sus ojos sino las habilidades generales que tienen buscando la base del problema y sentando unos cimientos para una terapia efectiva.
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